Las múltiples ocupaciones y actividades a las que dedicamos nuestros días, impiden que la mente logre descansar a profundidad, por ello es importante buscar espacios donde podamos dialogar con nuestro ser interior.

Paz mental, una buena salud y un bienestar del cuerpo, son parte de los beneficios que trae consigo aprender el arte de la meditación, pues su propósito es vencer la tendencia conceptual de la mente a apegarse a los pensamientos.
La meditación permite obtener unas perspectivas de la vida que no pueden hallarse en ningún otro lado, porque la meditación crea un estado mental en el que las cosas se perciben de una forma distinta a la conciencia ordinaria.

La mente es tan fuerte que ni en los sueños más profundos descansa. Pues si bien, a través del sueño el cuerpo restaura su vitalidad, nuestro cerebro navega entre un mundo de miedos, deseos y fantasías que agotan a la mente.
Sólo después de emprender un programa de meditación, será posible apreciar que no resulta fácil calmar el espíritu, ni silenciar el incesante diálogo interno que constantemente se atropella en la conciencia.
Sin embargo, bastan 30 o 40 minutos de ininterrumpida meditación profunda para obtener más descanso que si se hubiera dormido por horas. Meditar deja el espíritu tan lúcido y claro como un amanecer sin nubes, el tumultuoso océano de la mente tan sereno y plácido como un lugar de montaña en un día sin viento.

La meditación es un medio para calmar la mente. Si uno calma la mente, uno gana independencia. Si uno gana independencia, los sufrimientos de la existencia tienden a agotarse.
Uno de los principales logros y beneficios que se obtiene es la ecuanimidad que brinda al espíritu. A través de la meditación uno llega poco a poco a comprender que la mayor parte de las preocupaciones que nos agobian son ilusiones mentales creadas por nosotros mismos.
Una lección fundamental que debemos considerar en nuestra vida es que lo único permanente es la impermanencia. Estamos acostumbrados a comportarnos como si nuestras dichas y nuestros problemas fueran permanentes. La meditación nos enseña las lecciones de la impermanencia y la relatividad, y nos muestra cómo fluir con las corrientes del constante cambio en vez de intentar combatirlas.